Mientras los índices PMI manufactureros caen a 45 puntos en la zona euro (48,8 en promedio), con Alemania en 42,4 y Francia en 43,9, España sorprende con un repunte inesperado alcanzando los máximos de mayo: sube a 53 puntos desde los 50,5 en agosto. Italia, por su parte, empieza a sentir los efectos del enfriamiento alemán debido a sus estrechos vínculos industriales, retrocediendo a 48,3 desde 49,4 puntos.
La pregunta ahora es cuánto podrá soportar la economía española el deslizamiento del resto de Europa. Sin embargo, por el momento, España sigue ganando atractivo en términos relativos, tanto por su geografía como por su comportamiento en sectores secundarios. Esto no debería sorprender si se tiene en cuenta el reciente flujo de advertencias sobre ganancias en el sector industrial, especialmente en el sector automovilístico.
A largo plazo, el panorama general del sector manufacturero en la zona euro sigue siendo preocupante. Como recuerdan los economistas, la demanda final muestra signos claros de debilidad, excepto en España. Los pedidos pendientes están disminuyendo, lo que tendrá un impacto negativo en el empleo. Este debilitamiento generalizado es visible en la corrección de los precios que se presenta en los gráficos y en los informes económicos. No obstante, esta corrección parece estar ocurriendo por razones incorrectas.
En resumen, mientras que gran parte de Europa lucha por mantener su impulso industrial, España continúa destacándose. Pero la pregunta clave sigue siendo cuánto tiempo podrá la economía española sostener este crecimiento en un contexto de debilitamiento generalizado en la región. Los datos indican que, por el momento, España está logrando mantener su posición, pero las incertidumbres persisten.
Es probable que el futuro de la economía española dependa en gran medida de su capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes en Europa y en el resto del mundo. La solidez del sector manufacturero español, en particular, será clave para mantener este ritmo de crecimiento en un contexto en el que otros países de la eurozona están mostrando señales claras de agotamiento.