La sorpresiva jubilación del CEO de Intel, Pat Gelsinger, anunciada este lunes, es el último indicio de las dificultades que enfrenta el gigante tecnológico. La empresa, que lideró durante décadas la industria de semiconductores, se enfrenta ahora a una creciente competencia de rivales como Nvidia, que continúan ganando terreno.
Gelsinger, quien dedicó casi 45 años de su carrera a Intel, deja su puesto en un momento en el que surgen rumores sobre una posible transformación estructural significativa. Entre las especulaciones, destaca la posibilidad de que Intel divida sus operaciones, separando su unidad de fabricación de chips del área de diseño.
Intel tiene una fuerte presencia en el área de Portland y es uno de los mayores empleadores de Oregón. En este contexto, el periodista de negocios del The Oregonian, Mike Rogoway, compartió sus reflexiones sobre los posibles planes de la compañía y lo que estos podrían significar para el estado.
Una posible división empresarial
Si se lleva a cabo, la división corporativa separaría probablemente las operaciones de diseño de chips de Intel de su unidad de fabricación por contrato, conocida como Intel Foundry Services. Según Rogoway, la salida de Gelsinger podría estar relacionada en parte con esta estrategia.
“Es posible que quisieran implementar cambios como la separación de la empresa en dos partes, algo que quizás no entusiasmaba a Gelsinger”, comentó Rogoway. “Él era prácticamente un hombre de Intel de toda la vida, y supervisar el desmantelamiento de la compañía podría no haber sido de su agrado”.
Rogoway también sugirió que la jubilación de Gelsinger no fue completamente voluntaria. Tras asumir como CEO en 2021, Gelsinger lanzó un ambicioso plan de recuperación, comprometiéndose a invertir grandes sumas en nuevas fábricas. Sin embargo, el descenso acelerado de los ingresos de Intel, junto con los elevados costos de las inversiones, colocaron al directivo en una situación insostenible.
“Lo dejó en una posición imposible”, señaló Rogoway. “Con tiempo suficiente, tal vez su estrategia habría dado frutos, pero el consejo de administración evidentemente no creyó que pudieran esperar tanto”.
Nuevas señales de reestructuración
En un movimiento poco común, Intel nombró a dos directores ejecutivos interinos para reemplazar a Gelsinger: el director financiero David Zinsner y la CEO de Intel Products, Michelle Johnson. Para Rogoway, esta decisión puede interpretarse como una señal de que la división de la empresa está en marcha.
“Todo apunta a que están en pleno proceso de separar las operaciones”, explicó. “Es difícil prever cuán rápido avanzará esto o qué tan formal será la separación, pero parece ser el camino que han elegido”.
El impacto en Oregón
A pesar de los posibles cambios, Rogoway considera que Oregón seguirá siendo una pieza clave en el futuro de Intel, incluso tras una eventual separación. La compañía cuenta con un gran grupo de diseño en el área de Portland y su avanzada fábrica de investigación D1X en Hillsboro. No obstante, advirtió que una versión reducida o fragmentada de Intel podría traer consecuencias negativas para el estado.
“Una empresa disminuida y separada no tendría el mismo impacto que una compañía consolidada y en crecimiento”, concluyó Rogoway. Esto plantea incertidumbres para Oregón, que durante años ha dependido de Intel como motor económico clave.
En resumen, el futuro de Intel está en un punto de inflexión, y los próximos pasos que tome la empresa tendrán repercusiones tanto para la industria tecnológica como para las comunidades donde opera.